¡Tecnología! Bastante, sí. ¿Pero para qué sirve? ¿Se aplica bien? ¿Es una herramienta de innovación en su empresa? Lo cierto es que muchas compañías, de todos los tamaños y actividades, creen que tener el último invento implica mayor eficiencia, productividad y competitividad. Gran equivocación.
En muchas ocasiones no es necesaria tanta parafernalia. Basta aplicar el llamado conocimiento "periférico" -es decir, ideas procedentes de ámbitos aparentemente irrelevantes para una determinada tarea-. Esto puede influir en el surgimiento de innovaciones revolucionarias.
"La idea básica del conocimiento periférico es realmente impactante", dice Martine Haas, profesora de Gestión de Wharton. A fin de cuentas, ¿quién no conoce ejemplos de ideas que parecían que no tenían prácticamente relación alguna con un determinado problema, pero que acabaron produciendo un resultado inesperado?
Al tomar en cuenta el conocimiento periférico para la realización de tareas fundamentales, se sabe que los grupos de trabajo pueden recombinar las ideas de una manera nueva y práctica. El problema, sin embargo, dice Haas, es sobre todo de atención: ¿cómo lograr que los trabajadores dedicados a una tarea específica perciban -y usen- informaciones aparentemente irrelevantes?
Frente al problema, Haas y Wendy Ham, estudiante de doctorado de Wharton, buscaron definir las condiciones en las cuáles el conocimiento periférico puede tener como resultado grandes avances. Los resultados se presentaron en un nuevo trabajo titulado "Conocimiento periférico e innovación en trabajos en grupo: La importancia del conocimiento irrelevante".
"Estamos intentando entender qué tiene de especial el conocimiento que ignoramos al principio de una tarea y que, a veces, juzgamos como irrelevante", observa Haas. Ella admite que no es raro que los avances dependan de casos fortuitos -al juguetear con el cubo mágico, alguien puede tener la inspiración para un proyecto arquitectónico, por ejemplo-, pero eso no debe impedir la investigación del proceso de innovación. Al contrario, Haas se pregunta: "¿Podemos entender de forma más sistemática lo que aumenta las posibilidades de innovación, en vez de relegar el asunto a una cuestión de fe?"
La mayor parte de las empresas quiere más ideas de las que tiene, pero no sabe cómo introducir en su cultura la rutina de la innovación, señala el estudio según artículo publicado por Universia.
Tomando como base la teoría de la solución creativa de problemas, las autoras identifican dos maneras mediante las cuales el conocimiento periférico promueve el pensamiento revolucionario:
Trasplante de ideas y cambio de perspectiva. La primera de ellas, dicen las autoras, requiere "la transferencia directa de invenciones, tecnologías o prácticas de los ámbitos periféricos a los ámbitos centrales, con o sin alguna modificación".
El cambio de perspectiva ocurre "cuando el know-how o la experiencia en un ámbito periférico lleva a los miembros del grupo de trabajo a ver de forma diferente un problema en un ámbito central, revelando, entonces, nuevas soluciones". Como ejemplo, Haas y Ham señalan que, para comercializar vehículos eléctricos, el empresario israelí Shai Agassi tomó prestado el concepto de contrato de leasing de la industria de telefonía móvil.
"Agassi observó que sobrecargar de entrada al consumidor con gastos de batería es lo mismo que hacer que alguien que compra un carro tenga que pagar el equivalente a varios años de consumo de gasolina", dijeron las autoras. "Ese cambio de perspectiva, de la tecnología hacia la economía, replanteó de tal forma el problema en cuestión que surgió una solución totalmente nueva".
Stocks versus flujos. Pero tanto el trasplante de ideas como el cambio de perspectiva dependen de personas que presten atención a informaciones aparentemente irrelevantes. ¿En qué condiciones es posible que eso suceda?
Para entender cómo ocurre esto, las autoras hacen la distinción entre lo que llaman "stocks de conocimiento" y "flujos de conocimiento". Los primeros consisten en know-how y experiencia acumulados que los individuos llevan a la tarea que se va a ejecutar. Por ejemplo, un diseñador de videojuegos puede haber sido con anterioridad un instructor de esquí.
En ese caso, el conocimiento que él tiene de ese deporte en el contexto de la creación de videojuegos estaría dentro de la categoría de stock de conocimiento. Los flujos de conocimiento, por su parte, requieren el conocimiento con que se involucran activamente los individuos al realizar sus tareas, por ejemplo, haciendo investigaciones externas, trabajando para resolver un problema en un área no relacionada, conversando con conocidos de otros campos o leyendo un artículo sobre un tema aparentemente irrelevante para la tarea a realizar.
Según Haas y Ham, los flujos de conocimiento son más críticos para los avances. Debido a que las personas tienden al exceso de informaciones, al encontrarse con una tarea, ellas tienden a comportarse como "avaras cognitivas", confiando en atajos para determinar qué informaciones son útiles en aquel contexto. Por eso, los grupos de trabajo probablemente prestarán atención, sobre todo, a las informaciones que parecen relevantes para la tarea, es decir, al conocimiento que pertenece al ámbito "central".
¿Pero qué flujos de conocimiento permiten la entrada de información procedente de los ámbitos periféricos? ¿Y por qué? "Las informaciones disponibles en la memoria de corto plazo de la persona", es decir, los flujos de conocimiento, "son más accesibles en el plano cognitivo y, por lo tanto, reciben mayor atención que las informaciones almacenadas en la memoria de largo plazo", donde están los stocks de conocimiento.